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Lo que nace y lo que muere
Damos hoy a publicidad la última novela mala y la primera novela buena. ¿Cuál será la mejor? Para que el lector no opte por la del género de su predilección desechando a la otra, hemos ordenado que la venta sea indivisible; ya que no hemos podido intuir la lectura obligatoria de ambas, nos queda al menos el consuelo de habérsenos ocurrido la compra irredimible de la que no se quiere comprar pero que no es desligable de la que se quiere: será Novela Obligatoria la última novela mala o la primera buena, a gusto del Lector. Lo que de ningún modo ha de permitírsele para máximo ridículo nuestro, es tenerlas por igualmente buenas las dos y felicitarnos por tan completa “fortuna”.
La Novela Mala merece un homenaje; ahí va el mío. No se dirá así que no sé hacer cosas mal; que, limitado de talento, no me alcanzó para uno de los dos géneros de la novela, el de la mala; el mismo día muestro el pleno de mis capacidades. Es cierto que he corrido el riesgo de confundir alguna vez lo malo que debí pensar para “Adriana Buenos Aires” con lo bueno que no acababa de ocurrírseme para “Novela de la Eterna”; pero es cuestión de que el lector colabore y las desconfunda. A veces me encontré perplejo, cuando el viento hizo volar los manuscritos, porque sabréis que escribía por día una página de cada, y no sabía tal página a cuál correspondía; nada me auxiliaba porque la numeración era la misma, igual la calidad de ideas, papel y tinta, ya que me había esforzado por ser igualmente inteligente en una y otra para que mis mellizas no animaran querella. ¡Lo que sufrí cuando no sabía si una página brillante pertenecía a la última novela mala o a la primera buena!
Hágase cargo el lector de mi desasosiego y confíe en mi promesa de una próxima novela malabuena, primerúltima en su género, en la que se aliará lo óptimo de lo bueno de Adriana Buenos Aires con lo óptimo de lo bueno de Novela de la Eterna, y en que recogeré la experiencia ganada en mis esfuerzos por probarme que algo bueno era malo, o viceversa, porque lo necesitaba para concluir un capítulo de una u otra…
Gracias, lector, por la Obligatoria que te llevas.
Tengo la suerte de ser el primer escritor que puede dirigirse al doble lector, y ya abusando de este declive me deslizo a rogar a cada uno de los que me lean, quiera comunicarme cuál de las dos novelas le resultó la obligatoria. Si usted forma juicio de la obra, yo deseo formar juicio de mi lector.
Prólogo a la eternidad
Todo se ha escrito, todo se ha dicho, todo se ha hecho, oyó Dios que le decían y aún no había creado el mundo, todavía no había nada. También eso ya me lo han dicho, repuso quizá desde la vieja, hendida Nada. Y comenzó.
Una frase de música del pueblo me cantó una rumana y luego la he hallado diez veces en distintas obras y autores de los últimos cuatrocientos años. Es indudable que las cosas no comienzan; o no comienzan cuando se las inventa. O el mundo fue inventado antiguo.
Macedonio Fernández (argentino 1874-1952)
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Firualit
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Cuando me lo trajeron a Firualit, un par de meses después del fallecimiento
de mi madre, un poco para llenar el vacío, otro poco porque yo quería
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Hace 1 día
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